Realidad virtual: presente turbio y futuro incierto

El panorama no parece tan claro en los videojuegos.

En 2017 el mundo de la tecnología tiene un denominador común: la realidad virtual. PlayStation VR fue el último en aparecer en escena con la promesa de revolucionar la forma en que disfrutamos de los videojuegos. Pero el tiempo pasa y esta idea no termina de cuajar.

Para no ir más lejos, Sony pregona a los cuatro vientos que se han vendido más de 53 millones de PS4 alrededor del mundo, pero cuando se le pregunta por los números de PlayStation VR se limita a decir que “se está vendiendo bien”. La compañía contaba con comercializar alrededor de dos millones de dispositivos para finales de 2016 pero, según analistas, no llega ni al millón.

Esto solo es síntoma de una enfermedad: la realidad virtual tiene más futuro que presente, pero nos la quieren meter a las malas. En el CES de las Vegas compañías como Intel están mostrando ambiciosos proyectos que ofrecen grandes experiencias, pero que, de momento, se quedan en promesas. En el mejor de los casos las veremos materializarse a finales de año y, con suerte, serán medianamente parecidas a lo que se exhibe en estos eventos.

Ferias como el CES y el E3 se han prestado para que las compañías tomen la mala práctica de sobredimensionar sus productos. Pasamos de un demo técnico de calidad soberbia a un juego que en su versión final nada se parece a esas imágenes que nos dejaron con la boca abierta. Probablemente, esto se debe a que en un evento en el que se convive con la competencia es necesario sobresalir a toda costa, aun si esto implica mentirle a los consumidores.

Pero volvamos a lo que tenemos en este momento, y más específicamente en el mercado de los videojuegos. Basta con visitar la store de PlayStation para darse cuenta que no hay muchas franquicias de renombre. Es cierto, está Batman: Arkham VR y el modo de Rise of the Tomb Raider, pero una experiencia que dura menos de una hora no puede considerarse como un gancho para atraer compradores, mucho menos si el periférico vale más que la misma consola. No en vano Sony no tiene prisa de lanzar oficialmente PlayStation VR en Latinoamérica. Con decir que ni siquiera tienen planes con PS4 Pro, dada la baja penetración de los TVs 4K en nuestra región.  

En este escenario aparece Resident Evil 7, título que, sin quererlo, se convirtió en la primer juego a fondo de VR. Capcom siempre tuvo en mente ofrecer juegos completos en realidad virtual y no experiencias cortas como las que vemos ahora. Lo que no tenían proyectado es que a estas alturas Resident Evil 7 se convertiría en la punta de lanza de esta tecnología en el mundo de los videojuegos. De su éxito o fracaso dependerá que las grandes desarrolladoras se aventuren a trabajar la realidad virtual en sus franquicias más importantes.

Sin embargo, Resident Evil 7 tiene toda la pinta de entrar en ese peligroso círculo vicioso que es PlayStation VR en este momento: dejar su suerte en manos de un dispositivo que no se ha vendido bien porque carece de juegos con fondo de armario. Ojo, no pongo en duda que Resident Evil 7 será un éxito en las tiendas, pero su parte VR depende excesivamente del periférico de Sony por culpa de la exclusividad temporal que tiene este modo.

Eso sí, Capcom se ha esmerado al máximo por ofrecer la mejor experiencia y hasta tendremos la posibilidad de comprar una vela aromatizada a madera vieja y sangre para hacer aún más inmersivo el juego en VR.

No obstante, este es un caso aislado que involucra una franquicia de renombre que necesita despertar del letargo en el que cayó. Si miramos el futuro inmediatamente después de Resident Evil 7 nos encontramos con un panorama poco claro en lo que a realidad virtual se refiere. ¿Están guardando con mucho recelo sus proyectos de realidad virtual? (cosa que me cuesta creer porque en la actualidad casi todo se filtra). ¿Están a la espera de un juego que les marque el rumbo que deben tomar?  Esto último se me hace algo impensable, teniendo en cuenta que el VR es una realidad y ya dejaron de venderla como el “futuro”, para mostrarla como algo que está ocurriendo aquí y ahora.  

Es demasiado pronto para determinar si PlayStation VR caerá en desgracia, pero su difícil comienzo puede marcar el rumbo de lo que ocurrirá en el futuro. O no estamos preparados para lo que en algún momento se consolidará como el referente en tecnología, o simplemente a la gente no le interesa la realidad virtual (¿se acuerdan del 3D?). En el primer caso PlayStation VR, Oculus Rift, Gear VR de Samsung y todos sus derivados serán los mártires de una tecnología adelantada a su tiempo. En el segundo, simplemente entrarán a engrosar una larga lista de fracasos entre los que figuran Kinect, Google Glasses, PS Vita, PlayStation Move y, tristemente, Nintendo Wii U.

Y aunque Microsoft no es ajeno a la realidad virtual y recientemente anunció unas gafas compatibles con Windows 10, su apuesta personal es la realidad aumentada y su proyecto de Hololens. Pero el propio Bill Gates es cauteloso y dice que esta tecnología tardará años en pulirse para cumplir todo lo que promete. Puede que el poco entusiasmo de Microsoft con la realidad virtual se deba a que son conscientes de que fue algo apresurado a nuestra época. Veremos cómo cierra el 2017 en este aspecto.

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